Recomendaciones para tiptología de mesas por PK y experimentos de levitación. Kenneth Batcheldor – 1979 - Parapsicología de Investigación

Aportando una luz en el camino paranormal
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Recomendaciones para tiptología de mesas por PK y experimentos de levitación. Kenneth Batcheldor – 1979
Recomendaciones para tiptología de mesas por PK y experimentos de levitación

SECCION A (C. Brookes-Smith)

Introducción general

Estas recomendaciones se han publicado sucesivamente en varias revistas. El artículo original de Kenneth Batcheldor “Indicaciones prácticas para un pequeño grupo de estudio de psicoquinesis usando mesas” fue publicada en la Parte II de otra serie de monografías editada en 1966 que pronto se agotó. Ahora se aprovechó la oportunidad para revisar el texto e incorporarle dos apéndices que Batcheldor escribió en 1968 que llamó Parte VII de la serie monográfica. En esta reedición agrego alguna información acerca del procedimiento de los grupos de participantes obtenido como resultado de las experiencias con otros dos grupos de participantes que adoptaron las recomendaciones de la Parte II original “Indicaciones”; además una lista de recomendaciones para los participantes, como así también un corto ensayo sobre “Dudas Mortales” tomado de la Parte V de la monografía original. Finalmente todo el texto fue revisado de principio a fin con gran cuidado y las recomendaciones de Batcheldor han sido incorporadas a la Sección B. Él también proporcionó útiles comentarios y algunas correcciones a las secciones A, C y D de las que soy responsable y que pueden ser identificadas como (K.J.B. dice.)

Una particularidad de esta rama de la parapsicología es que de aquí en adelante, el progreso se dará por un avance simultáneo a lo largo de dos sendas paralelas. Por una parte, los grupos de participantes incluyen individuos que comúnmente, y tal vez ventajosamente, no están inclinados hacia la ciencia o la tecnología y que tendrán que inducir los fenómenos de PK del grupo y realizar los experimentos; por otra parte, los investigadores que sean competentes en ciencia y tecnología tendrán que estudiar los variados aspectos del fenómeno utilizando aparatos adecuados de registro (K.J.B. dice: “Los científicos frecuentemente son pobres participantes pero sería demasiado restrictivo insistir en que -incluyendo a los mismos investigadores- no integren el mismo grupo de participantes”).

En la actualidad pocas personas con conocimientos técnicos parecen estar interesadas en la instrumentación de este tipo de trabajo sobre PK. En cualquier caso, el uso de grabadores de cinta es una novedad distinta en la investigación de los fenómenos paranormales “físicos”; de esta manera hay mucho trabajo que hacer inventando y adaptando en electrónica y en otras técnicas de ingeniería para los requerimientos especiales y condiciones de los experimentos de los grupos de participantes.

Desde 1966 se ha hecho un progreso considerable en esta dirección y se construyeron muchas clases diferentes de prototipos de amplificadores y grabadores que fueron usados durante las sesiones de PK. Parece haber muchas posibilidades alternativas con respecto a la aplicación de instrumentos grabadores y algunas sugerencias se pueden encontrar en la Parte VI bajo el título “Manual de Experimentos Avanzados de PK y Procedimientos”, al que los interesados en los aspectos técnicos pueden consultar (K.J.B. dice: “El manual presupone un grupo altamente exitoso con la producción de muchos fenómenos; no es para los principiantes. Un grupo nuevo probablemente necesitará concentrarse durante muchas semanas, o incluso meses, sólo para desarrollar alguna clase de fenómeno significativo”).

Parece haber muchas personas que desearían comenzar un grupo de participantes privado de experimentos en PK, pero que no tienen idea de cómo hacerlo; la SECCION B intenta proveerles una versión actualizada de las “Indicaciones” de Batcheldor y otras recomendaciones que pueden conducir al éxito. Con una confianza razonable, puede afirmarse que si un grupo de participantes principiante provee las condiciones necesarias, cumple con las “reglas” psicológicas y practica la graduación del desarrollo de la inducción desde la simple inclinación de la mesa hasta más y más avanzados trabajos, podrán inducir un rango amplio de fenómenos paranormales genuinos, los que de otra manera serían improbables de producirse. Si, no obstante, fallan para inducir el fenómeno, casi seguramente significará que no adhirieron a las recomendaciones o que los individuos que forman el grupo son sujetos con resistencia psicológica.

Para desarrollar su habilidad de inducir la PK, los miembros del grupo deben darse cuenta que la paranormalidad casi siempre parece brotar de la normalidad. Bajo condiciones experimentales ordinarias y ciertamente con un grupo de participantes, es muy difícil que pueda ocurrir un despliegue paranormal aisladamente sin algún proceso de inducción inicial. De modo que los experimentos tienen que ser ideados de tal manera que comiencen con actividad normal, particularmente con la acción muscular inconsciente (de aquí en adelante AMI) para desde allí proseguir a una fase de actividad paranormal breve. Está en la naturaleza de las cosas que casi siempre el punto de transición no es obvio; además puede ser un requerimiento psicológico esencial que los participantes no sean capaces de acertar o incluso de saber precisamente cuándo la transición toma lugar. En cualquier caso tiende a ser un proceso gradual, no repentino. Semejante conocimiento de una real o inminente paranormalidad parece establecer, o quizás hacer volver, desde una profunda capa subconsciente, la fuerte resistencia psicológica que limita o inhibe totalmente cualquier grado de paranormalidad que podría haberse conseguido de otra manera. Cuando los participantes adquieren experiencia, confianza y un crecimiento del sentido de esperanza por la habituación con los logros, evidentemente se reduce la resistencia. Saben que ya han producido un despliegue de paranormalidad más o menos regular y no tienen razones para dudar que pueden hacerlo nuevamente para propósitos experimentales; entonces avanzarán hasta el punto que puedan hacer substanciales contribuciones para el estudio de estas capacidades humanas inusuales; pero deben permanecer en guardia contra el sutil efecto de la resistencia psicológica.

Si un grupo de participantes ha tenido éxito produciendo alguna forma de PK, enfrentará un dilema: puede refinar sus procedimientos y extender el repertorio exhibido hasta incluir movimientos de objetos y levitaciones de mesas con y sin contacto, o acaso lograr la producción de efectos paranormales acústicos, luminosos o térmicos; puede incluso conducir la mesa bajo un control completo y disciplinado de manera que realice grandes movimientos en el aire y repetidas levitaciones. Pero por muy excitante y edificante que tales fenómenos puedan ser y por muy convincente que ellos sean para quienes los inducen, el verdadero valor científico del trabajo del grupo será nulo si estas acciones son un fin en sí mismas. No se habrá obtenido ningún dato cuantitativo y faltará totalmente la evidencia incontrovertible de paranormalidad. Como siempre ocurrió en el pasado, cualquier intento de obtener dicha prueba únicamente por métodos observacionales, inhibirá el fenómeno; si la luz es suficiente para una adecuada observación, entonces la inhibición de los testigos limitará o impedirá la exhibición; si las mediciones de control son muy estrictas para prevenir posibles fraudes, esto reaccionará adversamente sobre los participantes que inevitablemente necesitarán ensayar bajo condiciones demasiado críticas para repetir sus habilidades y entonces el fenómeno será sólo marginal o faltará totalmente. Los grupos que se enfrentan con estas dificultades generalmente pierden incentivo, entran en declive y finalmente se frustran.

Aquí es donde la tecnología puede venir al rescate proporcionando aparatos que permitan grabaciones instrumentales de varios de los efectos físicos; esto obvia la necesidad de tener que presenciar u observar fenómenos como un medio de establecer su realidad, y también elimina ampliamente los factores inhibitorios que su observación podría inevitablemente producir. La importancia de esto no puede ser minimizada; es esencial que los grupos de participantes que resuelvan explorar los fenómenos de PK puedan reconocer desde el comienzo que toda su paciencia, persistencia y esfuerzo no serán aprovechados en el mundo científico a menos que sus trabajos experimentales estén respaldados por una sólida base de instrumentos de grabación detrás.

Las preguntas sobre cuáles instrumentos son necesarios, dónde y cómo obtenerlos, en qué experimentos pueden ser usados y cómo pueden utilizarse los grabadores de cinta, están ampliamente contestadas en la Parte VI del Manual. Este Manual entra en detalles que tal vez dejen fuera algunos experimentos de interés o su comprensión, pero todo lo que se necesita es aceptar claramente que el respaldo técnico y una cantidad de equipos pueden volverse provechosos con el correr del tiempo. Esto alentara al grupo de participantes en su tarea un poco tediosa y les reasegurará el saber que no están gastando su tiempo en desarrollar pequeñas capacidades paranormales sin propósito sino que están contribuyendo a la elucidación de aquello que siempre ha sido considerado como un oscuro y enigmático campo de la experiencia humana.

Para concluir esta Introducción, es valioso señalar que en esta particular rama de la parapsicología ha amanecido una nueva era. Principalmente por razones históricas y particularmente a causa de los trucos y fraudes perpetrados por falsos médiums durante la última parte del siglo XIX, casi todos los experimentadores en el pasado estuvieron tratando de establecer la realidad de la psicoquinesis. El escepticismo ha sido tan universal que casi siempre la aspiración declarada ha sido investigar la probidad del médium, mientras que la investigación del fenómeno apenas entró en consideración. Ha pasado medio siglo desde que se realizó la última gran tentativa para descubrir algunos hechos sobre el fenómeno de macro-PK; sin embargo, últimamente han surgido nuevos intereses por los experimentos, las teorías y las recomendaciones de K. J. Batcheldor. Ahora sabemos que debemos crear condiciones favorables para inducir la PK y porqué esas condiciones son verdaderamente esenciales. Podemos desarrollar nuestras propias capacidades paranormales y no necesitamos contar más con los llamados médiums de efectos “físicos”, que por otra parte como profesionales en nuestros días son bastante escasos. Pero esto implica un duro trabajo formando un grupo de participantes adecuado, procurando las condiciones psicológicas y las relaciones armoniosas que tanto importan, y finalmente superando las bastante monótonas primeras fases en las que parece inducirse poca o ninguna PK. Los intentos serán premiados en proporción a la adhesión a las recomendaciones, y casi seguramente fallarán debido a la no adhesión a uno o más puntos vitales. Las causas de fracaso son extremadamente sutiles y pasarán fácilmente inadvertidas, particularmente debido a pensamientos no expresados y actitudes mentales de los participantes que raramente llegan a la superficie en la conversación. Mucho depende de la habilidad de los conductores del grupo para percibir los desacuerdos y hasta leves antagonismos, teorías rivales y métodos de acción y procedimiento en la producción de la PK, para poder mediar con ellas discreta y eficazmente. ¡No es exagerado decir que es mucho más difícil inducir la atmósfera ideal dentro de un grupo de participantes que inducir el fenómeno de PK propiamente dicho! Un conjunto de personas de cualquier clase invariablemente lleva adelante diferencias de personalidad y temperamento; sólo cuando éstas son sublimadas y todos los esfuerzos son dirigidos a una causa común, puede haber verdadera cooperación que lleve al éxito.

Los físicos nucleares están punzando dentro de los átomos y los científicos espaciales están enviando sondas a los planetas y hombres a la Luna. No obstante cuatro personas ordinarias pueden sentarse alrededor de una mesa; y sin gran valentía ni cualidades especiales para la investigación científica pueden explorar el interior de la naturaleza del hombre y el enigma perenne de la relación entre su mente y su cuerpo. Me parece que vale la pena el esfuerzo. No nos enfrentamos con misterios impenetrables sino con una sólida ignorancia.

(K. J. B. dice: “En lo precedente, se ha dado mucha prominencia a la “resistencia”, pero no es el único factor que encuentro importante. Por ejemplo, los pensamientos analíticos y las dudas son también inhibitorias; y está también la cuestión de si un uso intenso de instrumentos puede eliminar los factores inhibitorios. Para una discusión de esto ver Ref. 12”).

SECCIÓN B (K. J. Batcheldor)

Indicaciones Prácticas para Pequeños Grupos de Estudio de Psicoquinesis Usando Mesas

1. Introducción

Cuando leí la versión anterior de la Parte VII, quise agregar algunas correcciones, pero por varias razones finalmente no se incluyeron. Ahora quiero explicarlas correctamente junto con otros comentarios aquí y en otras partes de esta monografía. La primera vez que redacté las indicaciones sobre tiptología de mesas para ser usadas por otros, no tenía idea que podrían eventualmente alcanzar tal extensión de lectores -incluyendo muchas mentes agudas y eruditas- así que no fueron escritas con ninguna pretensión de rigor; más bien fueron impresiones y corazonadas hilvanadas bastante libremente y ofrecidas para cualquiera que las encontrara útiles. Como son pocas las personas que actualmente tienen experiencias de levitaciones ostensibles de mesas y cosas semejantes, mis observaciones pueden ser justificadas.

Este artículo está dirigido a los investigadores psíquicos que quieran establecer un grupo para el estudio del movimiento psicoquinético de mesas -desde movimientos con contacto hasta movimientos sin contacto y levitaciones totales- con otros fenómenos paranormales físicos sin la ayuda de ningún “médium” reconocido.

Mi experiencia personal con los fenómenos de mesas me ha llevado a creer que, sean o no los espíritus quienes siempre nos den una mano, parecen capaces de ser producidos por los vivos. Pueden por lo tanto ser estudiados por métodos científicos apropiados para el estudio de la conducta humana, especialmente la psicología. La propuesta de este artículo será entonces considerar a la psicoquinesis como una habilidad paranormal de los organismos humanos vivos.

Es obvio que hay muchos factores a considerar, y que todos están interrelacionados de una manera muy compleja. Además hay poco que uno pueda organizar deliberadamente en función de inducir la ocurrencia del fenómeno. El proceso de sugestión es especial porque uno debe, por así decirlo, engañar para que ocurra por métodos indirectos. Uno puede organizar condiciones favorables para capturar al conejo, pero no puede empujarlo dentro de la trampa (al menos por el uso ingenioso de Técnicas de Engaño Deliberadas o TED ver pág. 29); se debe esperar pacientemente para que el conejo caiga en la trampa espontáneamente. Un progreso futuro deberá traer mejoras para esta situación.

En el último párrafo, mi afirmación de que el proceso de sugestión es especial porque uno debe, por así decirlo, engañar para que ocurra por métodos indirectos, puede sonar en el contexto presente un poco desconectado; pero en las páginas posteriores presentaré el concepto de “sugestión” y discutiré su posible pertinencia a la situación del grupo de participantes.

2. ¿Es realmente necesario un “médium”?

Generalmente se asume que la psicoquinesis en “gran escala” no puede ser obtenida sin una persona especialmente talentosa, y que tales personas son tipos muy raros de encontrar. Esta suposición ha disuadido a muchos de experimentar por sí mismos, y ha hecho pensar que debemos esperar a otro D.D. Home o a otra Eusapia Palladino (célebres médiums del pasado) antes de poder hacer un nuevo progreso. Pero si la telequinesis es en algún sentido una habilidad humana, es probable que esté presente (potencialmente) en algún grado en cada uno de nosotros. Las opiniones modernas están cambiando, como lo testimonian los experimentos de ESP y PK con estudiantes no seleccionados, niños de escuelas, audiencias de radio, etc. Es verdad que como en otras habilidades, como por ejemplo las musicales, probablemente haya “estrellas” y “mediocres”, pero puede haber muchos actores estimables si sabemos cómo entrenarlos. Ninguna de las personas de mi propio grupo experimental ha mostrado nunca la más leve habilidad “mediúmnica” hasta que obtuvimos levitaciones totales y movimientos de la mesa sin contacto.

Es verdad que uno de nosotros puede haber sido un médium “no descubierto”, así que no podemos generalizar desde nuestra experiencia, pero la historia del tema contiene ejemplos que sugieren que grupos de gente común, si persisten (es decir si tienen suficientes encuentros), es probable que logren obtener fenómenos físicos significativos. Muchos de los que no lo han logrado pueden haber estado demasiado interesados en la habilidad de la mesa para “hablar” (por códigos y gestos), y así no se concentraron suficientemente en el desarrollo de los movimientos sin contacto y la levitación total. Estoy seguro que esto debe haber ocurrido cuando las “mesas parlantes” o “mesas giratorias” fueron moda en el final del siglo XIX. Probablemente el 95% de esas actividades, tomadas como juegos de salón, nunca pasaron de simples automatismos (Ref. 2) basados en la actividad muscular inconsciente. La falta de éxito en algunos casos pudo haberse debido a la ausencia de condiciones apropiadas que, lejos de conocerse cuales sean, mi propia experiencia puede tener algo para ofrecer en ese sentido. Pienso que la “mediumnidad” no es más que la prerrogativa de personalidades excéntricas o anormales conducidas hipnóticamente y atribuida originariamente a los histéricos. La rareza de una conducta a menudo sugiere una personalidad rara; pero algunas veces, luego resulta que la personalidad rara es la condición para que se produzca la conducta rara o insólita. Esto es especialmente obvio en la hipnosis. A la pregunta “¿Es realmente necesario un médium?”, en consecuencia, no tenemos respuestas concluyentes, pero pueden formarse grupos experimentales para probar la hipótesis de que las “facultades” paranormales son universales, aunque en grados variables.

3. Número de participantes y peso de la mesa

Probablemente sea posible obtener resultados con cualquier número de participantes, desde uno en adelante. De cualquier modo, ciertas consideraciones teóricas me llevan a pensar que menos de tres personas es desfavorable. Tres o más personas se prestan un apoyo moral y ayudan a reducir el factor de resistencia emocional. Incluso algo más importante: usando tres o más personas se puede mantener la mesa en movimiento mientras uno de ellos puede “comprobar” (por ejemplo, oponer el movimiento, o quitar sus manos, o inspeccionar cuál es el responsable de los ligeros empujes, etc.). Mientras una persona “comprueba”, es improbable que contribuya con la acción muscular o la telequinética. Si sólo dos personas están sentadas, la responsabilidad recae en una sola de ellas; y de acuerdo a mi teoría, es casi indispensable cierta acción muscular inconciente de otra persona o personas para despertar la psicoquinesis de una sola persona. El movimiento de la mesa impartido por la mayoría da el “acierto” o la “sensación correcta” a cada uno de los otros participantes. Con sólo dos participantes, hay menos probabilidad que ocurra, excepto muy intermitentemente, y puede no ocurrir si uno se mantiene extremadamente quieto, ya que los participantes podrían desatender las tendencias que llevan a la acción muscular inconsciente.

Los movimientos de la mesa proporcionados por la acción muscular inconsciente no sólo proveen el “acierto” o “la sensación correcta” a los participantes, sino que también dan crecimiento al muy importante factor de la creencia en que los fenómenos paranormales están ya comenzando a ocurrir. Esta confusión entre sucesos normales o accidentales con sucesos paranormales puede ser de crucial importancia para el desarrollo, conforme a lo discutido extensamente bajo el encabezado “La Teoría de Inducción por Artilugios” (Ver Ref. 12).

En las primeras etapas la importancia de producir algunos movimientos por la acción muscular inconsciente, por muy leves que sean, necesita que el número mínimo de participantes para el éxito esté relacionado con el peso de la mesa. Una forma de realizar esto es utilizar alrededor de 2,3 Kg. de peso de la mesa por persona. Mesas de más de 25,5 Kg. pueden ser pesadas con una balanza Salter Pocket (Nº 3). Con más de 2,3 Kg. por persona puede significar un largo período de espera para que comiencen los movimientos. Una mesa muy ligera introduce la desventaja de perder el incentivo por causa de la creencia que los resultados son debido solamente a la acción muscular inconsciente.

Alternativamente, para la necesidad de proveer algunos movimientos por AMI es mejor tener en cuenta la medición de la fuerza horizontal necesaria para inclinar la mesa antes que el peso muerto de la mesa, ya que una mesa alta y estrecha puede ser más fácil de inclinar que una baja del mismo peso. Empezar con 0,25 a 0,5 Kg. por persona y después puede ir incrementándose. Nosotros frecuentemente usábamos una mesa que requería 1 Kg. para inclinarla pero tenía un peso total de 5,5 Kg. (y éramos tres o cuatro participantes).

En cuanto a tener un gran número de participantes, más de seis se entorpecen físicamente e introduce una sensación negativa de que todos los movimientos pueden ser debidos a la acción muscular inconsciente. Estas consideraciones son aplicables a las primeras etapas del desarrollo, aunque más tarde, si se desarrolla la verdadera psicoquinesis, ya no importará cuántos participantes hay (excepto cuando los cambios son adversos) o cuán pesada es la mesa (a condición de que ya se haya tenido éxito). Un cambio repentino a una mesa muy pesada puede producir una actitud negativa de desconfianza en la posibilidad de su movimiento que interfiere con la iniciación. Si hay actualmente un límite superior para el peso que puede moverse éste es incierto y no puede ser discutido aquí. Nosotros llegamos a levantar hasta un piano.

4. Eligiendo los participantes

Parece difícil encontrar un número de gente con una actitud adecuada, deseosa y capaz de encontrarse regularmente. Se puede hacer una pequeña selección entre los conocidos; ocasionalmente puede incluirse la esposa o el esposo de una persona interesada, u otras personas menos motivadas. Amigos y parientes que conocen poco de la investigación psíquica frecuentemente sorprenden con la idea de los “espíritus”, pero esto puede algunas veces moderarse. Sin embargo, por el tipo de experimentación descripta aquí, podría aconsejar excluir a Espiritualistas convencidos y practicantes que están acostumbrados a presenciar exhibiciones dramáticas con trompetas, etc., puesto que esas personas son psicológicamente incapaces de descartar la explicación espiritista de los fenómenos físicos, y esto interfiere con los experimentos que consideran a la psicoquinesis como una habilidad humana.

De acuerdo a mis experimentos y experiencias, los grupos mixtos tienden a dividirse después de un tiempo, como si carecieran de unidad de propósito. En lo posible, los participantes deberían ser de mente abierta, tranquilos, cordiales, dispuestos a cooperar con el líder del grupo y tener, sobre todo, paciencia. Deben estar preparados, si fuera necesario, a estar sentados por horas sin que ocurra nada y dispuestos a asistir por lo menos a un número mínimo de sesiones. Se podría acordar poner a prueba el procedimiento por, digamos, diez semanas; aunque con suerte, los movimientos pueden ocurrir en la primera, segunda o tercera reunión. No es aconsejable agregar nuevos participantes después que los encuentros regulares comiencen ya que algunas personas se integran bien pero otras inhiben la mayoría de los progresos conseguidos. Una persona que parece tener poco interés en los fenómenos pero que está dispuesta a integrarse, no es necesariamente adversa ya que hasta muchos médiums tradicionales han carecido de interés. En realidad, un interés demasiado intenso y “apresurado” (tal como puede ocurrir en muchos experimentos) parece interferir con el progreso. Después se dirá más acerca de la actitud mental.

Con respecto a tener que esperar un largo tiempo para el primer movimiento de la mesa, podría no ser necesario preparando una mesa no demasiado pesada; pero el grupo tendrá esta dificultad continuamente si ignora el consejo acerca del peso de la mesa dado en las páginas 7 y 8 precedentes.

Se deben buscar concordancias. Tratar de elegir participantes con simpatías y antipatías, creencias y resistencias similares, y entonces poder utilizar procedimientos agradables para todos. No presionar sobre cualquier participante para que esté de acuerdo. Fomentar la tolerancia con las peculiaridades de cada uno. Por ejemplo cuando alguien propone alguna idea que a los demás le suena ridícula, si es persuadido a olvidarla puede ponerse de mal humor y los otros encontrarán que sus experimentos preferidos pueden estropearse. Pero si en cambio se acepta probar su idea y descubre por sí mismo que no funciona, no pedirá intentarlo otra vez y quedará satisfecho. De esta forma, se alcanzará más rápidamente una ventajosa atmósfera colectiva de armonía y el grupo podrá construir una sugestión total, en la que la creencia pueda echar raíces sin ser estorbada con controversias, disputas o contrasugestiones.

Sumar nuevos participantes no es aconsejable; también el ausentismo es extremadamente adverso. Asegurar una asistencia regular es uno de los problemas más grandes para un grupo exitoso. Cualquier participante que asista muy ocasionalmente o no sea digno de confianza deberá ser excluido.

5. Eligiendo la mesa

Tradicionalmente la mesa estaba hecha de madera y no debía contener metal, pero según mi experiencia estas condiciones son innecesarias; de todos modos la mayoría de las mesas están hechas de madera. El peso ya ha sido comentado antes. Hay un riesgo considerable que en algunas etapas la mesa pueda romperse, así que no se debería usar una mesa valiosa. Es mejor tener una barata y conservarla especialmente para este propósito. No es importante si la mesa presenta algunos crujidos cuando es sometida a esfuerzos, puesto que los raps genuinos frecuentemente se desarrollan con buen éxito a partir de dichos artilugios. El experimentador debería evitar anunciar posibles explicaciones normales, para éstos y para cada movimiento ligero, a fin de no anular el papel de los artilugios. No se pueden discutir a fondo todas las razones para esto aquí, excepto decir que el pensamiento crítico consciente interfiere con cualquier forma de condicionamiento delicado, y considero al entrenamiento de la psicoquinesis como una forma de pensamiento condicionado aunque pienso que un modelo de “sugestión” es más útil. Sin embargo, es suficiente decir que anunciar explicaciones normales posibles es adverso porque éstas actúan como contrasugestión y quiebran el estado psi y no porque sólo interfieren con el condicionamiento.

6. Frecuencia, duración y tiempo de las reuniones

Una o dos veces a la semana es suficiente. Reuniones más frecuentes serían bastante cansadoras, y las “prácticas masivas” son malas para el condicionamiento. Una reunión podría durar un mínimo de una hora. Dos horas con un descanso intermedio es un buen plan. Las reuniones no deberían prolongarse más allá del punto en donde algunos participantes estén cansados, aburridos o desanimados. La mayoría de las personas probablemente se encuentren al comienzo de la noche, cuando es más fácil, si lo desearan, preparar una graduación total o parcial de la luz (ver Condiciones de Iluminación más adelante). Es bueno para hacer progresos que todas las reuniones comiencen a la misma hora y el mismo día de la semana, pero no es crucial.

7. Lugar de la reunión

Las modificaciones tienden a inhibir el progreso; así, si fuera posible las reuniones deberían mantenerse en el mismo cuarto y en la misma casa cada vez, con los participantes en los mismos lugares relativos. Las modificaciones dentro del cuarto, como la iluminación de un fuego de carbón crujiente en una reunión, deberían evitarse, como también los objetos (o personas) no familiares que por distraer la atención pueden actuar como “inhibidores externos”. No obstante, puede adaptarse gradualmente una cantidad necesaria de instrumentos. Las modificaciones son adversas porque despiertan la actitud “DON” (¿Deseas o no?), pero no es cierto que todos los cambios son adversos. Los cambios que incrementan la expectativa, la plausibilidad, o el estado psi son beneficiosos como también los cambios que disminuyen o eluden la resistencia. Aunque la resistencia podría ser reducida al mínimo, un cierto nivel de tensión es deseable y esto deberá ser optimizado en vez de minimizado.

8. Haciendo grabaciones

Una grabación en cinta es ideal pero puede resultar demasiado costosa. Una reunión de dos horas puede ocupar casi 366 m de carrete de 9,5 cm por segundo en una máquina de dos pistas. Pueden comprarse cintas económicas y satisfactorias de doble y triple duración. Es mejor tener el grabador fuera del cuarto para que sea menos intrusivo. Para obtener grabaciones claras de la conversación y los ruidos de la mesa, el micrófono omnidireccional puede ser suspendido del techo de manera que cuelgue a 1,2 m sobre el centro de la mesa. Al comienzo de la sesión todos los detalles relevantes deberán ser anunciados en el micrófono: Fecha, hora, dimensiones de la mesa, orden y nombre de los participantes, iluminación e instrumentos especiales si hubiere. En los días siguientes puede hacerse un resumen escrito de las grabaciones ya que no se debe confiar en la memoria. La calidad de los grabadores de cassette a aumentado gradualmente y muchos grupos no dudan en preferirlos en lugar de los de carrete abierto (C.B.S. dice: “Los cassettes sin un indicador preciso de la duración tienen la desventaja que no es posible obtener rápida y exactamente la ubicación de secuencias especiales, particularmente si se los usa para trascribir lo grabado”)

Además de las grabaciones de sonido, el autor ha estado recientemente grabando sesiones de video en total oscuridad mediante cámaras sensibles a la luz infrarroja. Esto puede no ser conveniente en las primeras etapas del nuevo grupo; de cualquier manera, los detalles de los equipos están a disposición de quien los solicite.

9. Condiciones de iluminación

Siempre se ha dicho que la luz interfiere con los fenómenos psíquicos (excepto el caso de fuertes médiums como D.D. Home, o los que han seguido un proceso de adaptación como Kathleen Goligher), pero los expertos piensan que puede ser una superstición o una falsa creencia condicionada. Hay evidencia que aquellos que comienzan con luz obtienen fenómenos con luz, y aquellos que comienzan en la oscuridad continúan con mejores éxitos en la oscuridad. Los cambios, particularmente los repentinos, son negativos por inhibir los condicionamientos. Necesitamos más evidencia para decidir si la luz tiene un efecto directo en vez de uno puramente psicológico.

Se ha sugerido que el extremo azul del espectro es el más nocivo, y tradicionalmente se recomienda para el fenómeno físico una luz roja, pero otra vez esto puede ser sólo una superstición. Ya que distintos investigadores sugirieron diversos colores, personalmente encuentro el rojo bastante molesto para los ojos; y de las luces coloreadas prefiero la verde, especialmente la de una luz infrarroja Ilford. Como recurso para excluir fraudes y observaciones equivocadas es claramente deseable trabajar con luz; por eso algunos prefieren comenzar con la luz a pleno. Pero hay otras consideraciones a tener en cuenta: Primero, algunas personas se sienten más confortables con poca luz o incluso en la oscuridad, ya que esto evita el shock de ver un mueble moverse por sí mismo cuando llega la etapa de movimiento sin contacto. Segundo, la oscuridad o alguna luz especial coloreada parece ayudar a separar los sucesos extraños de los de la vida diaria en la misma habitación; tenemos que aceptarlo a causa de la resistencia psicológica. Tercero, un participante puede tener una firme creencia que la oscuridad es necesaria y él simplemente no cooperará con luz; su inquietud distraerá a sus compañeros de manera que los fenómenos no ocurran, y entonces él anunciará que su punto ha sido probado. Generalizando, es un buen plan aceptar en lo posible cualquier condición que algunos participantes crean especialmente importante, aunque no estén sustentadas por la evidencia, para luego ir gradualmente persuadiéndolos de esa idea fija.

A pesar de lo que escribí precedentemente con respecto a la iluminación, ahora recomiendo fuertemente que todos las sesiones se mantengan en total oscuridad, por lo menos hasta que el fenómeno esté bien establecido. Con luz, por supuesto, pueden obtenerse movimientos debidos a la acción muscular inconsciente y algunas veces incluso raps, pero la levitación y los movimientos sin contacto son probablemente muy difíciles de desarrollar. He discutido esto más ampliamente en otro artículo (Ver Ref. 12).

La respuesta con respecto a la iluminación, entonces, debe concensuarse para satisfacer a los participantes. Si se elige total o parcial oscuridad, se podría planear incrementar la iluminación gradualmente en etapas posteriores. Puede ponerse una luz enfrentando la pared y moverla acercándola o alejándola para cambiar la iluminación general de la habitación. También pueden ponerse varias luces al nivel del piso contra los bordes. Alternadamente, pueden usarse aparatos especiales para maximizar el proceso de adaptación a la luz; también, los mismos movimientos de la mesa pueden usarse para controlar la luz, como por ejemplo usando un tipo de interruptor “pendular” manejado por la gravedad que accione una pequeña luz que se encienda cada vez que la mesa se incline; luego dicha luz es reemplazada sucesivamente por otras mas potentes. Cualquier nivel o color de luz que sea elegido, deberá permanecer por lo menos hasta lograr los primeros resultados.

10. Pintura luminosa

Cuando se experimenta en total oscuridad es una buena idea marcar la mesa o cualquier otro objeto a ser movido con pintura luminosa. Etiquetas de papel autoadhesivas pueden ser pintadas, despegadas individualmente según se requiera, y pegadas en las esquinas de la mesa. Estas necesitan “cargarse” con una linterna al comienzo de la reunión. Su vida puede prolongarse recubriéndolas con barniz. En lugar de la pintura luminosa que se oscurece bastante rápidamente, hoy día yo uso pequeñas luces radiactivas, habitualmente sólo una pegada en el centro de la tabla, pero son bastante difíciles de obtener.

11. Tipos de fenómenos

Como ya dije, este artículo trata principalmente acerca de la psicoquinesis, pero puede ocurrir que surjan otros fenómenos. Los informes originales normalmente mencionan muchas sensaciones no familiares que resultan principalmente de la sugestión y el incremento de la atención en el cuerpo, o debido a pequeños sonidos o luces que normalmente pasan inadvertidas. Si la atención está dirigida durante un período de tiempo por la mayoría de los participantes a una de estas áreas, pueden desarrollarse los fenómenos genuinos adecuados al área de atención. Por ejemplo, por escuchar los crujidos y raps en la mesa, los raps genuinos pueden comenzar a ocurrir. Esto no es una ilusión; uno consigue los fenómenos para los que se sienta preparado o preste atención, aún cuando esto sólo es verdadero si los fenómenos anticipados son creíbles y el estado psi es el adecuado, y se está libre de la resistencia y del esfuerzo. Si se presencia un nuevo fenómeno, el que previamente estaba comenzando tiende a disminuir. Una vez nos interesamos en las brisas y logramos hasta un leve torbellino, aunque mientras tanto cesaron todos los movimientos de la mesa. Cualquier fenómeno nuevo se desarrolla gradualmente (todo es siempre gradual). Si los movimientos de la mesa son el propósito principal, la atención deberá ser mantenida en eso; de lo contrario su desarrollo puede ser interrumpido por el desarrollo de diferentes fenómenos como brisas, luces, tocamientos, raps y posiblemente otros más avanzados como los aportes.

12. La primera reunión

Habiendo cuidado los medios de grabación, la elección de la mesa y otras cuestiones antes descriptas, suponemos todo listo para comenzar. Los participantes se sientan alrededor de la mesa en cualquier orden que gusten, pero que deben mantener en las reuniones futuras. Algunos escritores aconsejan alternar los sexos, pero eso probablemente sea una superstición. Se colocan ambas manos con las palmas hacia abajo sobre la superficie de la mesa, estando las muñecas más o menos sobre el borde. Entonces la espera comienza. No hay nada malo en conversar o poner música de fondo si eso agrada (personalmente no me gusta la música porque no deja escuchar bien los primeros ruidos de la mesa). Se puede informar a los participantes que, con suerte y después de un tiempo, la mesa puede hacer un ligero movimiento, pero esto probablemente sea precedido por un período de crujidos, que son los primeros signos de que la mesa está siendo tomada por una fuerza. Si nada ocurre después de media o una hora, es una buena idea tomar un corto descanso para un refrigerio y tratar otra vez. De una hora a una hora y media es un tiempo demasiado largo si la primera reunión resulta negativa (Sino ver “Recomendaciones adicionales” para un método para acelerar el comienzo, Colin Brookes-Smith, Pag. 25)

13. Actitud mental mientras se espera

Es inútil “Querer” que la mesa se mueva. El tema es la espera paciente, en una atractiva conversación natural. El silencio muy tenso puede ser quebrado con una alegre observación. El humor parece beneficioso y la impaciencia adversa. Todo deberá suceder sin esfuerzo. Aunque la afirmación de que es inútil “Querer” que la mesa se mueva es un consejo legítimo, varios participantes deben creer firmemente que “deseando” se tendrá éxito, como pareció suceder en el grupo de De Gasparín; sin embargo, él se dio cuenta que esforzarse para tener éxito rápidamente era fatal (por ejemplo para demostrarlo a una visita). En general, no hay nada que hacer hasta después del primer movimiento. Se podría decir que los fenómenos desarrollan gradualmente al grupo y no a la inversa. Compare con la “Ley del Esfuerzo Inverso” mencionada en viejos libros sobre “sugestión” (`por ejemplo, “Sugestión y Autosugestión, de Baudovin, Ref. 10)

14. El primer movimiento

Asumamos que en alguna etapa, tal vez después de unas pocas reuniones negativas excepto por los crujidos, ocurre el primer movimiento, que puede ser un deslizamiento o una inclinación, quizás durante un estallido de risa o alguna otra causa de distracción. Este punto no lo trataré aquí, pero pienso que está probablemente relacionado con la “resistencia emocional”. El director podría decir: “Ahora hágalo de nuevo”. La mesa después de una pequeña pausa puede o no repetir el deslizamiento o la inclinación. Si no lo hace, la espera podría recomenzar para un movimiento espontáneo ulterior; pero es mejor no utilizar este tipo de “órdenes” hasta muchísimo más tarde. Deje que el fenómeno se desarrolle espontáneamente. Cuando le ordene a la mesa, si no responde, la orden deberá repetirse, y una vez logrado, practicar este primer tipo de movimiento. Cuando haya sido obtenido varias veces, recién entonces se debe intentar una nueva orden; por ejemplo: “Ahora muévete hacia atrás”, si la mesa se estaba deslizando, o “levántate del lado de Juan”, si primero hubo una elevación del lado de Jacobo. Se debe dar esta nueva orden, y entonces la primera y segunda orden darse en forma alternada al azar. Si todo va bien, deben producirse gradualmente deslizamientos en todas direcciones e inclinaciones de todos los lados bajo control. Cada paso debe ser sobre-aprendido antes de seguir con otro. Pronto se descubrirá que “saltar” a una orden diferente da por resultado una respuesta negativa o sólo una muy débil. La próxima cosa que se puede tratar es inclinar la mesa sobre una pata. “Levántate sobre la pata que está entre Juan y Jacobo”, etc. El balanceo es otro movimiento. Otros serán sugeridos en el momento, pero es demasiado pronto para intentar levitaciones o movimientos sin contacto manual. Evite discusiones acerca de si alguien está empujando deliberadamente y evite la prisa de medir o testear en esta etapa.

15. El chivo expiatorio

Si los movimientos son muy ostensibles, generalmente ocurre que los participantes comienzan a acusarse unos a otros de empujar o tirar de la mesa. Algunas veces señalan a una persona que parece un probable culpable. El fenómeno del chivo expiatorio es, pienso, una manifestación de resistencia, un intento de buscar una explicación racional. Mas tarde, el chivo expiatorio tiende a ser considerado como el “médium”, y los otros como “no mediums”. El descubrimiento que la capacidad para psi es probablemente universal sugiere que debemos ser precavidos de elegir chivos expiatorios, pero es mejor dejar que igualmente se haga ya que esto ayuda a la creencia de los participantes y reduce su resistencia.

16. Una inteligencia independiente

Si los movimientos de la mesa son desobedientes e impredecibles, y la mesa desarrolla “una vida propia”, los participantes reciben la impresión que está siendo movida por una “inteligencia” invisible. En las reuniones Espiritualistas esto, por supuesto, puede ser fomentado y rápidamente la “inteligencia” puede adoptar un nombre y una personalidad. Para el actual experimento de tipo “físico” es preferible oponerse al crecimiento de este concepto de una identidad u “operador” independiente, de lo contrario puede hacerse imposible el control voluntario, o al menos tener que lidiar con los problemas de la creencia condicionada en un operador independiente. Por desgracia, el interés y la motivación tienden a ser altos en el grupo cuando la mesa muestra independencia, originalidad y comienza a conversar, etc. Condicionar a los participantes para ser capaces de producir psicoquinesis con su “mente ordinaria” parece un asunto de lo más lento. Pero puede igualmente ser necesario permitir un período de actividad no dirigida de la mesa para rejuvenecer el grupo. En mi grupo nosotros seguimos la manera no dirigida por más de un año antes que yo descubriera cómo cambiar el control condicionado, así que no estoy bastante seguro de qué podría ocurrir en un grupo que apuntara al control voluntario desde el comienzo.

Una entidad artificialmente creada fue, por supuesto, fomentada en el experimento canadiense “Philip”. Parece posible trabajar con tal recurso o no. Puede ayudar creer, pero como dice en este libro (Ref. 8) esto puede interferir con los experimentos posteriores en el control voluntario del fenómeno.

A pesar de las recomendaciones anteriores, no desapruebo completamente la idea de crear una entidad independiente que controle los movimientos de la mesa. Aceptando que es posible para todos (como una creación del subconsciente o como un posible agente externo) y que no despierta resistencia, esto puede tener un fuerte efecto sugestivo. Si, por ejemplo, la mesa deletrea instrucciones para ordenar cómo deben sentarse, el cumplimiento de estas instrucciones es seguido por una realzada expectativa. Debido a su misterioso origen, esta inteligencia mantiene prestigio. Se puede pensar que ella puede ser más capaz de ejecutar milagros que los mismos participantes (Los Espiritualistas convencidos aquí tienen una ventaja). Entregando la dirección a una entidad, también se alienta una aproximación más pasiva y de este modo disminuye el esfuerzo consciente y favorece el estado psi. Una simple duda o un participante resistente puede poner fin a este acercamiento al interrumpir el deletreo, echar desprecio sobre ellos, etc. Actualmente no recomiendo este acercamiento excepto modificando simplemente mi pronunciamiento previo que era preferible oponerse a la idea de una entidad independiente. Cualquiera sea el acercamiento utilizado, la concordancia de la visión entre los participantes es lo principal a la que se debe aspirar.

Volviendo a la cuestión de un control voluntario versus un control condicionado, si los movimientos de la mesa están condicionados para ocurrir mediante órdenes, entonces los participantes la tienen bajo control, pero esto no es del todo igual que un control voluntario. No ordenamos a nuestros miembros para moverlos; nosotros sólo los movemos. Además, la respuesta es inmediata y se mezcla con la intensión. En mis nuevos experimentos, el control efectivo, dirigido, voluntario, fue intentado también con éxito esporádico. Estos están brevemente descriptos en mi artículo en Sistemas Psicoenergéticos (ver Ref. 12). El grupo Daventry (Ref. 15) utilizó un “mando” estricto desde el comienzo teniendo gran éxito, pero fueron afortunados al tener un coordinador excepcional y poderoso. Creo que la mayoría de los grupos deberían ser mejor advertidos para permitir que el fenómeno se desarrolle espontáneamente. Ya sea que se usen mandos o no, todos los participantes querrán “dirigir la mesa” alguna vez, y permitir esto será una ayuda para alcanzar una atmósfera relajada. Mi propio estilo de dirección es guiar gentilmente más que insistir en obedecer las reglas. No hay ninguna duda que hay diferentes estilos de dirección y grupos alternativos, y lo mejor aún no ha sido determinado.

17. Tratando con movimientos violentos

Estos ocurren más probablemente bajo condiciones “independientes” y la mesa puede llegar a romperse. A fin de detener tales movimientos, puede ser necesario quitar todas las manos del tablero, o, si están en la oscuridad, prender todas las luces. Si los movimientos descontrolados ocurren durante el proceso de adquirir el control voluntario, instruya al grupo como sigue: “La próxima vez que la mesa comience a volcarse violentamente, resistan la expectativa que puede romperse; cuando yo diga “stop”, si ustedes firmemente esperan que pare, y la visualizan parando, ocurrirá”. Por este medio uno puede condicionar la detención de los movimientos, tan bien como la ejecución de ellos.

18. El coordinador y los mandos

Para los que empleen mandos pueden ayudar algunas notas adicionales. Los participantes se condicionan al sonido de una voz particular, así que el coordinador no deberá cambiarse, aunque puede entrenarse a otro. De igual forma, los términos de las órdenes deberán cambiarse tan poco como sea posible. “Levanta el lado de Juan” no deberá cambiarse a “Ahora da una inclinación del otro lado”, sino a “Levanta mi lado”. Más adelante, los estereotipos se vuelven menos necesarios, y cada participante puede conseguir un control flexible sobre la mesa. Todas las órdenes deberán darse con una voz clara y segura, de los contrario los tonos generan una actitud de “¿Deseas o no?” (DON) en la mente de los participantes y el pensamiento consciente compite con la respuesta condicionada deseada.

En contraste con las primeras recomendaciones, el entrenamiento o el condicionamiento a los mandos no se usará si tiende a destruir la atmósfera. Mayor evidencia mostró que éste no es un método de inducción. Es interesante cuando se utiliza para fenómenos avanzados como la levitación o los movimientos sin contacto. Parece que estos no pueden ser enseñados la primera vez a menos bajo condiciones excepcionalmente favorables como cuando se tiene un coordinador enérgico y participantes que obedecen a un director como en el grupo de Daventry.

19. Levitación total

Para cuando el grupo haya ejecutado todas las formas de movimientos con contacto manual, repitiéndolas en varias reuniones, podrán intentar una levitación total, a menos que tuvieran la gran fortuna de haberla logrado espontáneamente. Probablemente es mejor esperar que ocurran espontáneamente, sin que lleguen a ser el objetivo principal de cada primera reunión. Todos tienden a esperar una levitación porque no puede explicarse en los términos de una acción muscular inconsciente; pero es mejor no apresurarse y poner interés en la construcción de la fuerza y la variedad de los movimientos de la mesa que ya están ocurriendo.

El procedimiento recomendado es el siguiente: Comenzar por dirigir los desplazamientos alrededor de 30 cm para aquí y para allá. Repetirlos diciendo “Aliviánate y deslízate hacia X”. Los deslizamientos podrían comenzar a ocurrir con mucho menos ruido, indicando que la mesa consigue aligerarse y deslizarse sobre el piso. Entonces decir: “Ahora aliviánate y flota”. Esta orden puede repetirse varias veces a intervalos. Si la mesa no abandona el piso, anímela a elevarse más alto. Trate de acomodar la secuencia de modo que el pensamiento DON (“¿Deseas o no?”) no interfiera. Esto es difícil porque cada uno es consciente en que ahora es el momento cuando por fin se sabrá si todo ha sido debido a la acción muscular inconsciente. Algunas de estas dudas ya podrían haber sido eliminadas durante los fuertes movimientos con contacto. Si la mesa se levanta en una pata, no ordenarle a la última pata que deje el piso mientras haya una situación aterradora de “¿Deseas o no?” con la gran desventaja de poder elegir “No deseo”. Comience de nuevo con la mesa nivelada. La objetividad de la levitación puede ser verificada, si se requiere, con contactos eléctricos en cada pata que hagan sonar una campanilla cuando las cuatro patas estén en el aire.

20. Movimientos sin contacto

Cuando han sido conseguidos fuertes movimientos con contacto durante varias reuniones, pueden introducirse períodos de espera cortos de 5 a 10 minutos, tiempo durante el cual los movimientos sin contacto pueden ocurrir espontáneamente. Alternativamente, cuando la mesa esté en movimiento con las manos en contacto, a una señal todos los participantes sacarán sus manos sentándose de nuevo y esperando. Con suerte, algunos pequeños movimientos espontáneos sin contacto pueden ocurrir y pueden desarrollarse. Puede que sea necesario esperar un cuarto de hora completo para el primer movimiento. El otro método es en el que los participantes quitan sus manos por períodos, tratando que las inclinaciones o los deslizamientos ocurran fuertemente hacia arriba en cada período. Los movimientos podrían ocurrir cuando las manos todavía estén levantándose de la mesa. Tuvimos éxito con ambos métodos en nuestro grupo; eventualmente obtuvimos grandes movimientos con todos los participantes a varios pies de distancia de la mesa.

21. Mantener la verosimilitud

Comenzar y continuar con la tarea parece sólo verosímil conforme a lo que ya ha ocurrido. Comience con una mesa pequeña que pueda crujir, no una muy firme. Gradúe la tarea. Cuando la mesa está yendo bien, póngale un peso encima. Después uno mayor. Descubrirá que puede sentar una persona encima y mantener los movimientos; por el contrario si se omiten los pesos progresivos, la mesa probablemente parará tan pronto como ponga una persona en ella. No tensione la credulidad invocando un fenómeno avanzado como una levitación demasiado pronto en el desarrollo de la sesión. La verosimilitud puede ser ayudada manteniendo una excusa para las explicaciones normales, como la de trabajar en la oscuridad. Una fuerte iluminación despierta el DON, por lo tanto trabaje en la oscuridad, al menos hasta que los fenómenos estén muy bien establecidos. Utilice los rituales mientras vea que hacen que los participantes mantengan las expectativas.

22. Mantener el estado psi

Trate de inmovilizar la atención, evitando, que se disperse demasiado; evite también la estimulación sensorial. Evite las conversaciones que alerten las facultades de razonamiento. Pueden ayudar la música, cierta clase de ruido, la alegría y la risa. No haga un vacío que pueda “enfriar” la atmósfera, particularmente cuando se pasa de una tarea a otra más difícil. No preste atención al paso del tiempo o cuando se pierde mucho el tiempo. Evite ambientes extraños y nuevos participantes o espectadores. Evite también condiciones de prueba porque estas tienen el efecto de despertar la atención. Las discusiones entran en la misma categoría.

23. Reprimir la resistencia

Es más fácil decir que hacer, porque la resistencia no puede ser eliminada excepto con una aclimatación gradual. Mientras la resistencia esté presente sólo puede ser acotada y el experimento elegido deberá ser modificado o cambiado por uno diferente. La resistencia sólo puede inferirse por la conducta particular evidente en un participante; rara vez ésta será admitida en su verdadera forma como un rechazo emocional sino que será racionalizada (como una simple incredulidad, por ejemplo) o desplazada hacia la conducta interna que de una forma u otra interfiere con el experimento (inquietud, locuacidad, etc.). En casos extremos, los participantes pueden dormirse (o incluso entrar en trance) o pondrán excusas para irse. Puede escribirse mucho sobre el tema, pero sólo tengo espacio para decir que se deben abandonar las evasivas de explicaciones confortables, racionalizaciones y chivos expiatorios hasta que estos proyectos puedan ser realizados desde afuera. Recuerde, los tests y controles aumentan la resistencia.

Parece mejor perfeccionar la tensión en lugar de minimizarla como ya declaramos. Es preferible una excitación agradable, no un miedo desagradable. Ambas tensiones, excitación y miedo, implican creencia y por lo tanto tienden a generar un incremento en los fenómenos; pero el miedo lleva al peligro de generar fenómenos de terror. Nosotros formamos el fenómeno con nuestras expectativas y creencias. En una discusión a fondo sobre la “resistencia” separaría la emoción de la conducta resultante de esta. No es la tensión emocional misma la que inhibe el fenómeno, sino la conducta defensiva, obstructiva que resulta de esta. La tensión implica creencia y esto en consecuencia es favorable, pero depende de como reaccionemos después. Si racionalizamos y nos contra-sugestionamos puede seguir un debilitamiento del fenómeno o por lo menos interferir con el experimento excepto si lo “congelamos”, por decirlo así, en una observación fascinada; el resultado bien puede ser excelente. Los tests y controles aumentan la resistencia porque la paranormalidad virtualmente no puede escapar. La posibilidad de una confortante racionalización es reducida al mínimo.

24. Admitir artilugios

Si se sospecha de un artilugio, trate de no declararlo a menos que sea muy obvio para todos. Evite explicar todo en términos normales; por ejemplo diciendo que “todo es AMI”. Trate de no eliminar los artilugios convenientes desde el comienzo ya sea por utilizar mesas pesadas, mesas a prueba de crujidos, imponiendo controles herméticos o por hacer mediciones precisas. Si fuera necesario, explique a los participantes que es necesaria una fase de incerteza y que con el tiempo el fenómeno genuino llegará a ser inequívoco y entonces podrá testearse. La poca luz favorece los artilugios. Recuerde que además usted, el experimentador, debe evitar reconocer ciertos artilugios a fin de seguir adelante: Ver nuevamente el libro de Baudovin (Ref.6) sobre la Ley del Esfuerzo Inverso.

25. Evitar condiciones rigurosas al comienzo

Como ya se enunció, los controles herméticos minimizan la verosimilitud, perjudican el estado psi, aumentan la resistencia e impiden los artilugios. La verificación debe llevarse a cabo al final. Asegúrese que el fenómeno que desea verificar como verdaderamente paranormal sea realmente fuerte; sin embargo el momento apropiado es cuando el grupo cree que el intento será exitoso, y todavía lo siente así después de la leve perturbación causadas por la aparición del test, o después de una gran perturbación causada por la llegada de observadores. El estado psi debe permanecer intacto.

26. Obedecer la Ley del Esfuerzo Inverso

Recuerde que el subconsciente realiza la acción paranormal instalada en él sin esfuerzo. Por consiguiente cualquier procedimiento que incluya esfuerzo es irrelevante. Solemos planificar conscientemente y esforzarnos para lograr el objetivo como la única forma fácil de llevar adelante elaborados planes para la sesión, sólo para encontrar una sesión dudosa porque hemos olvidado el factor vital subyacente. No debe haber ninguna actividad relacionada con la instalación de instrumentos justo antes de una sesión, y la mejor actitud es la de indiferencia. Probablemente el participante más “mediúmnico” es el menos interesado, mientras el experimentador es el más interesado, la moraleja es obvia. Es útil interrogarse a uno mismo después de una pobre sesión: “¿Hasta qué nivel de profundidad de fenómenos realmente esperaba?”.

27. Causa de fracaso Nº 1: Resistencia

Hay una resistencia psicológica a estos extraños fenómenos que creo, es la mayor causa de fracaso. Frecuentemente es inconsciente, y opera de manera astuta. De todos modos, esta hace que la gente no participe convenientemente, incluso aunque lo tenga presente. Evitando ciertos procedimientos, dando algunas excusas razonables; o manteniendo “explicaciones para todo”. No atienden a las variables relevantes, como la sensación de la mesa justo cuando se da una orden, etc. La tendencia de la mente a rechazar fenómenos que no cuadren con las leyes naturales está muy profundamente arraigada, y ninguno de nosotros está libre de alguna forma de resistencia. Esta frecuentemente es inconsciente o al menos está parcialmente oculta. A este respecto los científicos no son mejores que los espiritistas y cada uno tiene sus propias racionalizaciones. Puede que se haga una similitud en la racionalización por la “armonía”, que algunos individuos consideran esencial para el éxito de una séance. Los espiritistas se sienten protegidos por un “guía” benevolente y sienten que tienen el fenómeno bajo control mediante su meditación. Los científicos se sienten protegidos por la navaja de Occam y una gran cantidad de “explicaciones normales”. No se deben mezclar los dos, y los conflictos restantes, como las emociones, no pueden ser resueltos con una discusión amigable. Afortunadamente hay un camino para disminuir la resistencia; éste es la habituación. Mientras el proceso del condicionamiento positivo (entrenando la habilidad) está en marcha, varias resistencias están siendo descondicionadas, simplemente porque los participantes están consiguiendo el fenómeno. Pero algunas resistencias parecen conducir hacia la detención. Además de presenciar cosas extrañas, hay resistencia a tener el poder de producirlas. Existe una responsabilidad. Algunas personas, sin inclinación científica, dan vuelta a esto creyendo que todo andará bien si los “poderes” son utilizados limitadamente y en propósitos desinteresados. Otros, como se mencionó antes, eligen un chivo expiatorio. Quizá la última situación se base en la habituación.

La resistencia a tener el poder de producir fenómenos psi la llamo “resistencia al dominio”. “Existe responsabilidad”. Se debe tener cuidado acerca de atribuir abiertamente los resultados de una sesión a cualquier persona; esto puede ponerlo incómodo. Probablemente sea mejor tratar los resultados como si fuesen producidos por el grupo en conjunto. Por supuesto que, en el experimento canadiense, los resultados fueron atribuidos a la entidad artificial llamada “Philip”.

28. Causa de fracaso N° 2. Decisión de sentarse inmóvil

Algunos participantes tienen la impresión que la mesa debe moverse por sí misma, incluso mientras se sientan, piensan y deciden: “Cualquier cosa que ocurra no la moveré”. Evidentemente que debe haber una intención desde algún lugar de la mente de alguien. Otro punto (ya mencionado) es que algunos movimientos debidos a la acción muscular inconsciente son casi esenciales para dar con el “acierto”. Si se fracasa, debe animarse a los participantes a relajarse y parar de ser tan cuidadosos.

29. Causa de fracaso N° 3. Extinción

Si el grupo siente que durante un largo período todo lo que obtienen está dentro de la explicación de la AMI, dejan de ser recompensados o “fortalecidos”. De acuerdo a las leyes del aprendizaje esto conduce a la desaparición. El remedio puede ser incluir a una nueva persona (que puede ser un mejor chivo expiatorio), o intentar con una mesa pesada, o entregarse a un período de movimientos de mesa no dirigidos. Otra posibilidad es intentar quitar a la persona que tenga la mayor resistencia. También se puede describir el efecto de extinción por el fracaso al tratar de alcanzar un nivel de creencia lo suficientemente alto. Anteriormente, en 1966, tendía a referirme frecuentemente a “condicionante” y a asociar términos como “extinción” e “inhibición”, pero desde entonces me he alejado algo de este lenguaje hacia el uso del lenguaje de la “sugestión” (incluyendo “creencia”, “libertad de esfuerzo”, ausencia de “contrasugestiones”, etc.) El lenguaje presenta un gran problema al tratar con lo paranormal y no podemos esperar mucha precisión en este estado de nuestro conocimiento.

30. Causa de fracaso Nº 4. Parar y Cambiar

No puede enfatizarse más que los cambios de las condiciones son malos para el progreso. El experimentador está ansioso por probar esto y aquello, pero frustra su propósito. Tal actividad puede ser una manifestación de resistencia, cuando un procedimiento se modifica justo cuando está comenzando a evidenciar éxito.

31. Causa de fracaso Nº 5. Falsas hipótesis.

Después de todo, se puede necesitar una persona especialmente dotada y que el grupo no la consiga. Se puede incluir un nuevo participante e intentarlo nuevamente después de diez sesiones negativas, aunque se han registrado casos en los que el progreso comenzó solamente después de muchas más sesiones que diez.

32. Literatura.

Se asume que los lectores tienen un buen conocimiento de la literatura. Sin embargo, se recomienda la siguiente, no tanto por su cuidado científico sino porque su objeto de estudio es muy apropiado.

(1) Flammarion, C. “La Misteriosa Fuerza Psíquica.” Especialmente el resumen sobre el trabajo de de Gasparín. Londres. 1907.
(2) Crawford, J.W. “Experimentos en Ciencia Psíquica.” Watkins. 1919.
Crawford, J.W. “La Realidad del Fenómeno Psíquico.” 1916.
Crawford, J.W. “Las Estructuras Psíquicas del Círculo Goligher.” 1921.
Crawford, J.W. “Indicaciones y Observaciones.” 1918.

(3) Sudré, R. “Tratado de Parapsicología.” George Allen & Unwin. 1960.
(4) Price, H. “Stella C.” Hurst & Blacket. 1925.
(5) Hilgard, H.R. y Marquis, D.G. “Condicionamiento y Aprendizaje.” N. Y. 1940.
(6) Baudouin, C. “Sugestión y Autosugestión.” George Allen & Unwin. 1920.
(7) Hudson, T.J. “Las Leyes del Fenómeno Psíquico.” A. C. Mc Clurg & Co. 1893.
(Aunque antiguos, estos libros son útiles sobre el tema de la “sugestión” y me han influenciado considerablemente)
(8) Owen, I. M. y Sparrow, M. H. “Conjurando a Philip.” Toronto. Fitzhenry & Whiteside Ltd. 1976.
(9) Brown, M. “PK; un Informe sobre Psicokinesis.” S. A. Steinerbooks. 1976.
(10) Scott Rogo, D. “Mentes y Movimientos.” Taplinger. 1978. (Tiene un capítulo sobre grupos de PK).
(11) Reichbart, R. “Magia y Psi.” J.A.S.P.R. 72. Abril 1978. Pág. 153-175. (Estudia la hipótesis de la inducción mediante artilugios).
(12) Batcheldor, K. J. “PK en Grupos de Participantes.” Revista de Sistemas Psicoenergéticos(en prensa).

Revistas SPR
(13) Batcheldor, K. J. “Reporte de un caso de levitación de mesas y los fenómenos asociados.” J.S.P.R. Septiembre 1966.
(14) Brookes-Smith, C. H. W. “Algunos Experimentos en Psicokinesis”. J.S.P.R. Junio 1976. Vol. 45 Nº 744.
(15) Brookes-Smith, C. H. W. “Registros Grabados en Experimentos de PK”. J. S. P. R. Junio 1973 Vol. 147 Nº 756.
(16) Brookes-Smith, C. H. W. “Correspondencia.” J. S. P. R. Diciembre 1974. Vol. 47 Nº 762. Pag. 532.
(17) Brookes-Smith, C. H. W. “Fenómenos de conducción eléctrica paranormal.” J. S. P. R. Junio 1975.

SECCION C (C. Brookes-Smith)

Notas y comentarios adicionales

Métodos para comenzar

Los párrafos 12, 13 y 14 (Páginas 13 y 14, anteriores) podrían ser considerados indudablemente como los consejos más justos posibles para cualquier grupo novicio que intenta desarrollar sus habilidades PK por primera vez. Cualquier grupo que fracase en obtener movimientos de mesa de cualquier índole después de seguir cuidadosamente estos consejos durante varias reuniones, se puede haber equivocado en la elección de las personas o esta seriamente inhibido por otros factores quizá fuera de su control.

Sin embargo, una vez que los movimientos de la mesa se han obtenidos regularmente durante varias sesiones, la cuestión puede ser favorecida hasta algún punto si las cosas parecen avanzar muy lentamente o se considera mucho el tiempo perdido, aunque antes dijimos que pueden ser una desventaja. La mayoría de los participantes podrán descubrir que con una corta y paciente espera los movimientos de la mesa casi inevitablemente se producen espontáneamente, pero otros grupos pueden estar bastante impacientes especialmente si se ha alcanzado una etapa en el desarrollo en la que algunos programas experimentales han sido provisionalmente planeados. Hay dos métodos posibles, a saber:

El método “Exeter”

Por acuerdo, los participantes simplemente empujan y tiran concientemente de la mesa por 10 ó 15 segundos a fin de producir inclinaciones; después gradualmente cada participante desiste de su acción sin decir que lo ha hecho ni intentando adivinar cuando los otros participantes desistieron también de empujar y tirar de la mesa. Dentro de un minuto o dos la mesa se inclinará “automáticamente” por la AMI. Esto en efecto es un proceso similar al de “cebar una bomba”.

El método “Daventry”

Este método fue descubierto por accidente. Una mesa pequeña de cuatro patas que estaba en uso tenía el largo de sus patas desiguales y por esto se tambaleaba. Dentro del minuto de comenzar la sesión sobrevino un movimiento de balanceo espontáneo, pero paró instantáneamente cuando el coordinador dio la orden. También ocurrieron secuencias que comenzaban y paraban una a una o hasta completar un número y que la mesa nunca dejó de obedecer. Este proceso de “entusiasmo” parece extremadamente efectivo no sólo al comenzar un encuentro sin un período de espera sino también después de los intervalos para ajustar los instrumentos o para un descanso. (K.J.B. dice: “La adopción de un acceso “condicionado” que fuerce el desarrollo con órdenes sistemáticas fue un gran éxito en el grupo Daventry, pero puede no adecuarse a todos los grupos. La espera inicial puede ser vencida por el método, pero debe decidirse si se va a apurar el paso o se opta por esperar pacientemente para que algo se desarrolle espontáneamente. Los atajos pueden ser atractivos pero la atmósfera puede volverse más “normal”, porque los participantes controlarán más activamente en lugar de estar pasivos, y puede haber menos posibilidad de desarrollar otros tipos de fenómenos. (C.B-S. dice: “Coincido plenamente y pienso que indudablemente limitamos el rango de los fenómenos siguientes en las sesiones de Daventry. Sin embargo, tres miembros del grupo han dejado el distrito en agosto de 1973 terminando así las sesiones, pero al menos procuramos explorar varias posibilidades instrumentales en el tiempo disponible”).

La plataforma de aglomerado

Por una cantidad de razones, usamos una plataforma portátil de madera sobre la que apoyábamos la mesa durante las sesiones de Daventry. El cuarto (un estudio) tenía una gran alfombra bella y tupida y hasta donde recuerdo una vez la enrollamos a pesar de los disturbios e inconvenientes. Al conseguir una plataforma de 1,2 m. x 1,2 m. resolvimos las dificultades prácticas y además tuvimos otras ventajas. Primero, siempre había riesgo de interferencias eléctricas principalmente de la frecuencia de 50 ciclos obtenida dentro del sistema amplificador, de modo que un lado de la plataforma fue forrado con una hoja de aluminio y puesto a tierra. Dicho escudo a tierra no podría haber sido posible en la alfombra, aunque una hoja de metal puesta debajo de ella podría haber sido igualmente efectiva. Segundo, el ruido hecho cuando la mesa cae sobre la plataforma después de una levitación o durante los balanceos e inclinaciones pareció funcionar como una “recompensa”. Tercero, tuvimos tantas inclinaciones, deslizamientos y levitaciones en las sesiones que la alfombra pudo haber sido irreparablemente dañada si no hubiera estado la plataforma. La dueña de la casa difícilmente podría haber reprimido cierta ansiedad de que pronto se rompiera su alfombra. Cuarto, una gran plataforma, digamos de 1,8 m. o de 2,4 m. de lado hubiese sido mejor, pero manejar esta gran plancha en un cuarto más bien pequeño y las dificultades para transportarla nos previnieron para no utilizarla. Quinto, la pequeña plataforma de 1,2 m. x 1,2 m. que usamos, al menos mantuvo la mesa más o menos en el centro del cuarto, debajo del sistema colgante que servía para medir la altura de las levitaciones, y bastante cerca del amplificador-grabador para prevenir el daño a los cables de conexión. (K. J. B. dice: “Una posible desventaja de la plancha de aglomerado es que sugiere a los participantes que la mesa no puede o no debe moverse fuera de los límites de la misma; siendo así que puede ser mejor crear un sentido de espacio a fin de promover grandes movimientos. Los movimientos salvajes pueden ser indeseables cuando hay instrumentos involucrados, pero son excelentes para ir evolucionando, incrementando la creencia y creando diversión y excitación que desplaza los pensamientos analíticos”.)

Dudas mortales

La mayoría de los trabajadores de la parapsicología son conscientes que el escepticismo tiene o puede tener alguna relación en los resultados de los experimentos de los fenómenos físicos, pero pocos han sido capaces de ir tan lejos para cristalizar estas vagas nociones de los posibles factores inhibitorios o formular maneras mediante las cuales sus efectos puedan ser acotados. La SECCION B de Batcheldor en esta monografía, ofrece un examen completo de los requerimientos para pequeños grupos de estudio de psicoquinesis usando mesas, dando especial importancia a las condiciones psicológicas favorables. Sin embargo, las siguientes notas, derivadas en esencia del mismo origen, pueden servir para destacar la insidiosa duda mortal natural que debe ser encontrada y dominada antes de poder efectuar experimentos exitosos en los que esté implicada la verdadera paranormalidad.

En ninguna otra ciencia el experimentador tiene que luchar directamente contra la propia actitud de incredulidad o la de sus colaboradores, sobre la realidad de los fenómenos que están siendo investigados. El científico ortodoxo puede bien dudar si sus experimentos funcionarán o si establecerán algún punto particular en una hipótesis general, pero él nunca tiene que tomar en consideración la posibilidad que una actitud mental negativa pueda tener efectos adversos directamente en el resultado. El investigador de fenómenos paranormales, sin embargo, tiene una posición mucho menos afortunada. Ya no es un simple observador o un cuerpo inanimado que se comporta según las leyes establecidas de la física y de la química sino que es una parte del experimento; no un espectador sino un actor, o un “remero” en el mismo bote que sus compañeros de trabajo. Si él no comprende esto, nunca tendrá un verdadero éxito en cualquier investigación experimental que abarque cualquier forma de paranormalidad. No es demasiado arriesgado considerar a la realidad siempre-presente del investigador como el peor enemigo en su propio rechazo a la realidad de toda paranormalidad -una reacción que fue construida en su subconsciente por la evolución- un adversario astuto que lo atrapa sin equilibrio en todo giro y vuelta de la contienda.

Las razones de la insidiosa naturaleza de la duda mortal se pueden establecer brevemente. Dos principales factores psicológicos entretejidos en la inducción de la psicoquinesis son la creencia y la resistencia a la paranormalidad, ambos son aspectos positivos y negativos de la misma cosa, y ambos se prolongan siempre eficazmente en el tiempo, aunque variando literalmente de momento a momento en su impacto relativo. El experimentador comienza equivocándose si parte de un diseño experimental concebido como un intento de validar alguna cosa. Cualquier acercamiento que busque probar la realidad de alguna clase de paramormalidad implica que hay dudas. Así quizá semanas o meses antes que el experimento comience, el experimentador puede tener virtualmente asegurado el fracaso de sus planes. Si por otra parte su acercamiento parte de una creencia serena e inquebrantable en la realidad de los fenómenos paranormales y el experimento está concebido sólo como una exploración de las características, la atmósfera psicológica es mucho más favorable al éxito. Esto, no obstante, es sólo el comienzo.

De cualquier manera, aunque se esté lejos del tipo de experimentador escéptico, aún se debe proteger contra las dudas momentáneas mientras prosiga la sesión experimental. Tiene poca utilidad que él crea en la posibilidad de las actividades paranormales sólo formalmente. Su creencia o su fe deben estar tan profundamente asentadas que sus acciones hablen más fuerte que sus palabras. El modo con que marcha sobre sus experimentos lo traicionará si en el fondo sospecha no sólo de todo lo que alegue como paranormal sino también de los individuos que forman su grupo. No serán menores las dificultades creadas por los puntos de vista individuales de sus co-participantes, que probablemente tienen sus propias ideas sobre qué es sospechoso, qué se debe intentar después y en qué interpretación se debe situar cualquier manifestación particular.

Si la fase de la acción muscular inconsciente ha sido inducida exitosamente y se ha alcanzado el punto en la sesión donde podría desarrollarse la psicoquinesis, la sensación de un inminente drama casi invariablemente se siente como una actitud de “¿Deseas o no?” que necesariamente implica duda. Esta pérdida mortal de fe en el momento crítico, o sea inmediatamente antes de aparecer la verdadera paranormalidad, casi seguramente la inhibe.

Así, rara vez es exitoso un acercamiento frontal a la inducción de paranormalidad; y la teoría aconseja que es necesario un acercamiento indirecto, vía alguna clase de inducción. La mejor y quizá la única manera de alcanzarlo en una sesión experimental es por la estratagema psicológica de crear la ilusión de la casualidad o la introducción intencional de un artilugio. El que aspire a inducir cualquier forma de psicoquinesis para dilucidar su naturaleza tiene evidentemente que prestar especial atención a esta extraña doctrina; tendrá que aceptar el principio de que en el momento crítico de paranormalidad, debe permitirse en algún grado ser temporariamente engañado a sí mismo.

Esto, por supuesto, es exactamente lo opuesto de todos los métodos de investigación científica en los que el objetivo es una extrema vigilancia a cada causa normal o truco posible. Pero la paranormalidad casi seguramente no aparece si en el momento vital el experimentador cuestiona cada pequeño detalle y trata personalmente de intervenir y satisfacer el mayor rigor científico. Después, retrospectivamente, puede por supuesto volver a aplicar sus facultades críticas al corazón de los contenidos ya que nadie puede negar la importancia de tener instrumentos grabadores de datos que puedan ser estudiados en detalle y placenteramente después de la sesión.

Presumiblemente, cada fase o paso desde la normalidad a la paranormalidad gira alrededor de una coincidencia afortunada de artilugios espontáneos o por alguna clase de “engaño” experimental deliberado que es desconocido al mismo tiempo por la mayoría de los participantes. Es la ilusión de paranormalidad lo que parece contar. Desafortunadamente, es imposible explorar este fascinante tema aquí en profundidad, pero el punto vital es que es indiferente saber si una muestra de paranormalidad es genuina o no; si en el momento preciso los participantes la creen genuina, entonces la fe, temporalmente al menos, reemplazará completamente a la duda y el despliegue verdaderamente paranormal seguirá sin más artilugios o “engaños”, los que podrán dejarse de lado mientras todos los demás factores permanecen iguales.

El “enemigo”, la duda mortal, no obstante aún tiene algunos trucos en su manga. La inducción de paranormalidad tiene que llevarse a cabo necesariamente con una luz débil o en la oscuridad total de manera que nadie pueda ver realmente qué está ocurriendo, y esto inevitablemente introduce algún grado de incertidumbre después de la exposición y crea una actitud de “¿Deseas o no?” o incluso un sorprendente “¡Válgame Dios!”. Ambas reacciones mentales muy naturales implican duda y el “enemigo” puede ganar el último round al demorar o inhibir totalmente cualquier repetición de aquello que primero pareció una muestra claramente paranormal.

Es innecesario decir que es casi tan negativo el experimentador que decida certificar cualquier fenómeno como el escéptico declarado. Si se trata de probar ésto o aquéllo “sólo para ver si funciona”, probablemente no funcione. Muchos creen que están tratando con algo emparentado a la electro-mecánica, donde deba verificarse si se ha conectado un circuito correctamente o no. El hecho sencillo es que casi todo lo psicoquinético “trabajará” con la condición de que el grupo de participantes haya ido progresivamente condicionándose para aceptar las formas sucesivas de paranormalidad sin violar las “reglas” psicológicas, de forma que permita a las dudas mortales tener un fundamento. En cada etapa sucesiva, la creencia o la fe son reforzadas -los participantes saben que ellos pueden reproducir esta forma de paranormalidad-. Tal como un “escalamiento” paso a paso, ellos deben ser capaces de inducir más y más avanzadas (queriendo significar más y más normalmente increíbles) muestras incluyendo aportes, objetos cayendo en trayectorias no parabólicas, e incluso fantasmas materializados. Pero como un juego de serpientes y escaleras, ante un paso en falso o una duda momentánea, instantáneamente e ignominiosamente se vuelve otra vez al primer cuadro.

(K. J. B. dice: “Puede no ser posible que sólo el esfuerzo consciente disipe dudas en grado suficiente para hacer un camino a la PK, aunque puede ayudar a aclarar el terreno. Puede ser que algún efecto percibido, o por artilugios o por una real paranormalidad, sea necesario para crear una verdadera fe efectiva. En el grupo Philip uno o dos de los participantes comenzaron con una actitud escéptica, pero los primeros raps pronto comenzaron a disipar sus dudas. El proceso entero de desarrollo en una sucesión de sesiones parece depender de un gradual desgaste de la duda y una gradual construcción de la creencia. Si esto se realiza, el fenómeno gradualmente incrementa su fuerza. Parece misterioso que la “creencia” pueda causar algo, pero si existe la PK, entonces los efectos están íntimamente formados por los pensamientos; así entonces, los pensamientos no claros, vacilantes, o negativos crearán sólo efectos insignificantes, si crean algún efecto de todos modos. Para mí, la PK parece ser EXTREMADAMENTE sensible a los leves tests de tales pensamientos vacilantes, así que incluso una muy simple situación de test es suficiente para casi causar el fracaso. Esto puede ayudar a explicar por qué los fenómenos psi son tan elusivos y difíciles de validar”).

Técnica del Engaño Deliberado (TED)

Batcheldor dio este nombre a un método particular de inducir la PK. No es para que intenten usarlo en cualquier grupo de participantes sino que tiene valor “investigativo” y además arroja alguna luz sobre una gran variedad de fenómenos paranormales. Esto es parte de su teoría de la inducción de la PK que un artilugio puede y frecuentemente hace disparar un despliegue paranormal que ha sido llevado estrechamente hacia un estado crítico por una preponderancia de otros factores favorables. Por ejemplo, los crujidos en la mesa, los ruidos de rajaduras en los muebles, etc., pueden crear la ilusión que alguna forma de paranormalidad está activa. En este extremo, la escalada agrega otro factor favorable y completa la inducción de genuina paranormalidad.

Claramente, una forma de “artilugio” puede ser algún efecto falso, como levantar la esquina de la mesa en una sesión o introducir deliberadamente o como una broma pesada, simulaciones directas de fraude. Esto también puede ser usado para confirmaciones experimentales de la teoría subyacente. El “éxito” de esta técnica depende de causas normales totalmente ocultas para los otros participantes; así la oscuridad total o casi total es esencial. Debe ser también completamente inesperado. La discusión anterior de su uso o eficacia entre los miembros del grupo puede hacerlas sospechosas, y ya que la ética de una relación armoniosa del grupo depende de la confesión de cualquier engaño antes que la reunión termine, la TED no es de uso muy práctico. En cualquier caso, su uso repetido podría ser inconveniente y probablemente inefectivo.

Pero la significancia teórica de la TED sin embargo es de considerable importancia porque clarifica la estrecha relación entre normalidad y paranormalidad y particularmente sobre la vieja cuestión acerca de los médiums que fueron atrapados haciendo fraude. Muchos de los médiums famosos del pasado fueron una vez u otra sospechados de “ayudar” al fenómeno que ellos pretendían como genuino. A la luz de los experimentos TED de Batcheldor y la teoría de los artilugios, ahora parece irracional suponer aquellos médiums nunca produjeron fenómenos genuinos. Manteniendo que los fraudes que ellos presentaron no fueron detectados y se aceptaron como manifestaciones psíquicas genuinas, la ilusión pudo en verdad haber creado elevadas expectativas entre los espectadores y esto pudo haber disparado genuinas muestras de PK a las cuales los espectadores mismos contribuyeron. Es instructivo releer algunos de los primeros relatos de mediumnidad psíquica con esto en mente. Parece posible también que algunos embrujos reputados hayan sido rejuvenecidos por el fraude. Por ejemplo, el estudio de la literatura de la Rectoría de Borley sugiere que un pequeño grupo de visitantes, quienes habían sido condicionados a creer en el embrujamiento y que llegaron a la escena después de una puesta de sol, ellos mismos produjeron algunos efectos paranormales genuinos cuando, en forma oculta para ellos, un miembro del grupo falsificó un efecto “sólo por diversión”. Incluso si la TED resulta ser de pequeño valor práctico en el trabajo experimental de PK, el principio subyacente debe dar al estudio de la parapsicología mucho alimento para la meditación. (K. J. B. dice: “Podría creerse que el engaño deliberado fue empleado de forma frecuente o regular en las sesiones Exeter pero fue usado con mucha moderación y solamente para experimentos”).

Aspectos Psicofísicos de la PK

Este es un tema discutido aunque importante y las opiniones inevitablemente difieren conforme a la realidad y naturaleza de fenómenos hipotéticos cuasi-físicos. Parece ser ampliamente coincidente que hay algo que es virtualmente puesto en acción durante las inclinaciones y levitaciones de la mesa; y que esto es un producto de la inducción de la PK por medio de la creación del pensamiento de las personas presentes. Como a toda la Parte VII de esta monografía le conciernen los antecedentes psicológicos de la inducción de la psicoquinesis y particularmente de los movimientos de mesas y levitaciones, esto puede parecer extraño, e incluso evitando el tema sin hacer mención del agente que causó los movimientos y levitaciones ¡si en realidad hay un agente!

La principal causa de incertidumbre es que nada se hace visible cerca o debajo de una mesa levitada. Crawford sólo infirió que “varas” y “palancas” levitaron la mesa en sus sesiones con el grupo Goligher (ver Ref. 2). El usó mesas pesadas y balanzas de resorte para medir la reacción mecánica en la silla del médium. Las fotografías tomadas fueron demasiado brumosas para confirmar la presencia de las supuestas palancas y varas que alzaban la mesa. La similitud de tal “material” casi físico con el “ectoplasma” de las materializaciones de fantasmas espiritistas es una suposición que puede o no ser justificada, pero hay una gran cantidad de evidencia experimental en la literatura de la investigación que, al menos en parte, sostiene tal argumentación.

En los experimentos de PK, el problema se resuelve contestando la pregunta: ¿Qué le ocurre al peso de la mesa?. Su masa de algún modo decae tanto que la atracción gravitacional no es tan efectiva (tal vez un estado de Cuarta Dimensión) o ¿hay alguna clase de estructura paranormal que transmite el peso de la mesa al piso? Existe la posibilidad de una evidencia indirecta que fue obtenida en las sesiones de Daventry en las que un dinamómetro para medir la fuerza de tensión fue usado para medir la fuerza AMI ejercida hacia arriba por las manos de los participantes durante las levitaciones de la mesa. Las grabaciones inequívocas mostraron que mientras las levitaciones duraron diez o más segundos (la medida de la altura mostró claramente que la mesa fue mantenida fija lejos del piso) la fuerza de la AMI decreció en medio de la fase de levitación a un valor muy bajo al del peso de la mesa. Presumiblemente algún otro “agente” había tomado parte del peso.

Otra posibilidad es que una presión paranormal de aire por encima del nivel atmosférico pudo de algún modo ser confinada del lado de abajo de la mesa a fin de proporcionar una elevación similar a la de un hovercraft. Una presión que exceda sólo cerca de 2,8 Kg/m2 puede ser adecuada para sostener la mesa en el aire, pero el manómetro diferencial empleado en las sesiones de Daventry no era lo suficientemente sensitivo como para detectar esta pequeña presión.

Personalmente me inclino a pensar que una solución a este problema del hipotético agente en el fenómeno de levitación es de importancia fundamental para la ciencia y la parapsicología.

Nos parece estar cerca del punto de tener que admitir en términos científicos que la mente o el pensamiento puede organizar la materia temporariamente -presumiblemente los átomos normalmente presentes en la atmósfera- dentro de estructuras casi materiales que son capaces de ejercer fuerzas mecánicas comparables a aquellas ejercidas por los músculos. Estas estructuras, cualquier cosa que sean, pueden considerarse como “herramientas” que bajo la dirección del pensamiento humano ejecutan tareas claramente similares a las que manos y brazos pueden normalmente realizar. Si tales estructuras son una realidad -y parece difícil negar esto- : ¿Cómo se derivan del organismo humano al que están presumiblemente conectadas? ¿Por qué medio psicofísico pueden aplicar una fuerza o crear una presión gaseosa? Muchos investigadores pensando en los fenómenos psíquicos deben haberse preguntado estas cuestiones en el pasado. Crawford (Ref. 2) ofreció una sugerencia pero ahora, sesenta o más años después, no nos parece atinada. Al menos en el presente no tenemos que esperar interminablemente por algún médium “estrella” de tal poder y buena voluntad para someterse a investigaciones experimentales de sus fenómenos de macro-PK desde que Batcheldor nos enseñó como nuestros grupos de participantes pueden inducir tal exhibición paranormal.

Las importantes teorías y recomendaciones de Batcheldor deben ser llevadas a la práctica en lugar de ser ignoradas por la psicología académica. El siguiente paso adelante, casi tan importante como el primer paso del hombre sobre la superficie de la Luna, deben darlo los trabajadores comprometidos con los campos de la ortodoxia científica, ignorar el tabú sobre la investigación psíquica y aplicar sus extensos conocimientos, pericia analítica y medios de laboratorio al problema de la naturaleza y estructura química del psicoplasma. Ellos deben ser capaces de establecer, más allá de toda duda, que la mente y el proceso del pensamiento son una verdadera realidad que no pueda seguir siendo ignorada por el stablishment científico. El refrán que dice que las guerras son demasiado serias para dejarlas en manos de los generales puede inspirar otro que diga que el tema de lo paranormal es demasiado serio como para dejarlo exclusivamente en manos de los parapsicólogos. Es muy alentador saber que algunos científicos ortodoxos están ahora dispuestos a arriesgar su reputación y aunque, privadamente al menos, ya están tomando pasos activos para investigar los fenómenos paranormales. Sus intentos, sin embargo, estarán sentenciados al fracaso si no prestan gran atención a los factores psicológicos en sus experimentos y no aplican las recomendaciones descriptas en detalle por Batcheldor. Esta monografía es acerca de todo esto.

SECCIÓN D

Lista de reglas para los participantes

Las recomendaciones y sugerencias para los grupos de participantes que intentan comenzar experimentos de PK están ampliamente expresadas en la Sección B de esta monografía donde se dan explicaciones completas de por qué tales 'reglas' son necesarias para el éxito. Toda esta sección deberá ser estudiada con cuidado por cualquier experimentador que forme su grupo eligiendo personas que él considere convenientes y que no dude en familiarizarlas con la sustancia de las recomendaciones. No obstante, hay tanto para recordar que pocos participantes podrían ser capaces de apresar lo suficiente para asegurar que las sesiones sean un éxito. Por consiguiente una lista de cincuenta y cuatro recomendaciones y puntos para recordar han sido redactados más abajo y por brevedad, las razones para ellos han sido omitidas.

1- Al menos tres pero no más de seis participantes.
2- Sólo elija personas capaces de cooperar amigablemente.
3- Ninguno de los escépticos extremos que buscan evidencia convincente.
4- Ninguno de los espiritistas inflexibles o de los científicos inflexibles.
5- Ambos sexos; sin límite de edad.
6- Concuerden en encontrarse una vez a la semana, a la misma hora, en el mismo lugar.
7- Utilice una habitación cómoda y familiar.
8- Siéntense en cualquier orden de preferencia pero consérvenlo.
9- Utilice la luz lo más oscura posible que pueda tolerar sin que incomode a menos que tenga confianza en el éxito con una luz más potente.
10- Utilice oscuridad total para los fenómenos avanzados a menos que extrañamente tenga confianza en el éxito con poca luz.
11- Las manos en la superficie de la mesa, no necesariamente en contacto.
12- Nunca cambie las condiciones ni siquiera ligeramente a menos que esto sea esencial para aliviar la tensión o aumentar la esperanza.
13- Evite las discusiones; percíbalas y resuélvalas incluso esconda las discrepancias sobre el procedimiento.
14- Evite la inmovilidad de la postura, muévase libremente, compórtese naturalmente.
15- No se preocupe de dar accidentalmente un movimiento a la mesa o por no decir nada sobre ello.
16- Relajase, entréguese a una charla ligera y animada, bromee y ría.
17- Si lo desea fume al comienzo o durante los descansos.
18- Evite los silencios largos y el aburrimiento.
19- Sea paciente, espere serenamente y alegremente sin irritación.
20- No haga comentarios sobre el tiempo, el clima o las noticias de interés general.
21- No se vuelva demasiado interesado en cualquier conversación particular.
22- No diga ni piense cualquier cosa que implique dudas.
23- No haga nada que implique o despierte dudas.
24- No haga pruebas privadas, imponiendo controles o supervisando cada pequeña cosa en las primeras etapas.
25- No trate de 'forzar' los fenómenos.
26- Cultive una actitud de serena confianza en los resultados.
27- Evite todos los pensamientos de cualquier experimento particular que haya fracasado.
28- Evite ambos: el escepticismo a largo plazo y el 'instante de duda'.
29- No explique cada pequeño suceso.
30- No exprese asombro ni deleite en una exhibición extraordinaria de PK.
31- No concentre su mirada fijamente (ej. básicamente pensamientos) aún en la oscuridad donde es inminente la PK.
32- No analice la causa de una exhibición de PK durante la sesión.
33- Aliente una idea general de la tarea experimental.
34- Mantenga su mente en 'neutral' durante y poco después de una exhibición de PK.
35- "Archive" sus observaciones para futuras consideraciones.
36- Deje que el vocero dé todas las órdenes.
37- Emplee expresiones sin ambigüedad en su intención.
38- Utilice un tono de voz que implique una obediencia incuestionable.
39- No distraiga la atención de las órdenes precisas ni las comente.
40- Comience con lo que parece fácil y creíble.
41- Gradúe la tarea que se ha ordenado.
42- Mantenga la credibilidad a lo largo de todos los experimentos.
43- Practique cada paso suficientemente pero no deje que se vuelva tedioso.
44- No apresure los pasos; espere cada respuesta.
45- Vuelva un paso si no hay ninguna respuesta próxima.
46- No exija repetidamente algo que no está próximo.
47- Reviva el interés y la excitación con alguna acción libre no pedida.
48- Grite "stop" si la actividad libre ignora las órdenes en seguida recuperará la obediencia.
49- Exprese brevemente aprobación por las tareas cumplidas con buen éxito.
50- No pida mensajes espiritistas.
51- Evite tentar descarriados con la promesa de premios.
52- Todo en la sesión debe seguir adelante sin esfuerzo.
53- Los participantes deben asistir a todas las reuniones.
54- Ningún nuevo participante se debe incorporar una vez que el desarrollo está en marcha.

NOTAS.
(a) Las reglas 36 a 49 principalmente se aplican sólo para el acercamiento al "condicionamiento" o el "comando" de la inducción.
(b) La regla 50 no se aplica a grupos que decidan emplear la entidad tipo Philip.
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